miércoles, enero 25, 2006

Arena de vacaciones

Uno encuentra infinitos artilugios sintéticos y luminosos en el Bazar. También papeles coloreados, licores, folletines, dibujos y antifaces.
“Acá podés hallar todo lo que buscás, pero nunca lo que necesitás”, susurran las Sirenas.
Quizá en el fondo, donde los árboles de plástico, un morocho petiso expende boletos azules. Los cuales sirven para subirse a camionetas que trasladan el pasaje a salones enormes, donde se aglomera el gentío. Un sol desértico y un clima de aparente fiesta envuelven al aventurero. Es el lugar que escogen los Pudientes y los Secos, para alejarse del Barrio.
Los Cazadores de Sueños, con su clásica mojigatería, se internaron en las calles arenosas, descalzos, y cuestionaron a los Mercaderes. Sus preguntas eran las habituales: Sobre Amores Perdidos, y la Novia Ausente. El significado de la vida y la Muerte. La Verdad y la Mentira. El Todo y la Nada.
Las respuestas les fueron esquivas. Al menos pudieron averiguar cómo conseguir cerveza a tres pesos y pulseritas hechas con cocos.
A los pocos días, como era de suponer, el crédito se les acabó.
Volvieron en un transporte que supusieron era el Cole de las Purgas.
Enzo Lina, decidió que ya no había razones para intentar alejarse del Barrio. Concluyó: “Todos los lugares son iguales. Todos los caminos arenosos y calientes. Todas las respuestas insípidas.”
Y así, como quien busca la Sabiduría en el tacho de basura, los Cazadores de Sueños comprendieron que Cada Lugar es Todos los Lugares.
La Tierra Donde Nadie Muere no existe.
De esta forma, entre anaqueles cromados, juraron que sólo el Arte los justificaría. Y amaron con toda el alma a cualquier muchacha, y escribieron con toda el alma cualquier poesía, y cantaron con toda el alma cualquier canción.
Y enfrentaron con toda el alma a la muerte, en un Bazar que apaga las luces de Neón, cuando uno siente que la Juventud se le escapa entre los dedos como la arena.
Como arena de Playa, en Vacaciones.
E.D.